jueves, 26 de mayo de 2011

EL PUEBLO ES SOBERANO PERO NO IMPARTE JUSTICIA



El 22M los vecinos de Arganda, al igual que los del resto de municipios españoles, estábamos llamados a las urnas para decidir democráticamente quién sería nuestro alcalde o alcaldesa durante los próximos cuatro años.
La ciudadanía habló y, bien por acción o bien por omisión, decidió que Pablo Rodríguez Sardinero, actual alcalde de Arganda, que llegó a este cargo por la dimisión del imputado Ginés López, continuase gestionando nuestro municipio hasta 2015.
En primer lugar me gustaría aprovechar la ocasión para dar la enhorabuena al Partido Popular de Arganda y a su candidato por la victoria en estas elecciones, respetando, aunque evidentemente no me satisfaga, desde mi condición de demócrata el resultado electoral. El pueblo es soberano y siempre acierta en sus decisiones, y si en esta ocasión ha decidido no darnos su apoyo, sus motivos tendrá y será algo sobre lo que tendremos que reflexionar en los próximos meses.
Ahora bien, el pueblo no imparte justicia, los ciudadanos de Arganda hemos expresado con nuestro voto una preferencia para el gobierno municipal. He leído con sorpresa esta semana, tanto en prensa como en redes sociales, que los ciudadanos han castigado las mentiras del Partido Socialista de Arganda. Con respecto a ésto me gustaría aclarar dos cosas. En primer lugar, los Socialistas de Arganda no han (no hemos) mentido, sino que se han limitado a dar a conocer las presuntas irregularidades en la gestión del ayuntamiento y que constan en el sumario del caso Gurtel; y en segundo lugar, recordar que los argandeños han decidido quien quieren que los gobierne, pero no han dado una sentencia de inocencia sobre unos delitos muy graves cometidos por cargos públicos (del Partido Popular) y que tienen a este ayuntamiento con una deuda tal que impide prácticamente cualquier tipo de pago a proveedores o a trabajadores.
Las imputaciones a Benjamín Martín Vasco y Juan Fernández, ex-alto cargo y gerente de la sociedad de fomento respectivamente, y de Ginés López, ex-alcalde, no son una invención del Partido Socialista. Las fianzas de casi un millón de euros por un presunto cobro de comisiones por valor de 340.000€ en el caso del Sr. Martín Vasco y de 534.000€ en el caso del ex-alcalde, aparecen en sumario del caso de la trama Gurtel, no se las inventa el PSOE. La imputación por blanqueo, prevaricación y malversación de caudales públicos de Juan Fernández, al que por cierto el Sr. Sardinero mantiene en su cargo, no la hace el PSOE sino el Juez que instruye el caso. Por no hablar de las artimañas de cada uno de ellos a la hora de no comparecer en los tribunales o aforarse y desaforarse para cambiar el juzgado que instruye el caso e ir ganando tiempo. No convienen los juicios cerca de las elecciones.
Los ciudadanos de Arganda han (hemos) decidido que Pablo Rodríguez Sardinero sea nuestro Alcalde, pero por mucho que los voceros del PP digan lo contrario, con ello no han (no hemos) exculpado, entre otras cosas porque no somos quienes para ello, a estos tres personajes que tanto daño han hecho y están haciendo a Arganda. La Justicia tendrá la última Palabra.

lunes, 23 de mayo de 2011

REFLEXIONES UN 23M


Hoy me siento profundamente triste; triste porque anoche vi en las caras de los compañeros, mezclada con el cansancio de duros meses de campaña y precampaña, la decepción de la derrota. Una derrota dura, muy dura; por la magnitud y por lo inesperado de la misma.

Después de unas horas la sensación es aún peor. A la decepción por el resultado se une la incomprensión. Es difícil entender por qué un pueblo, castigado profundamente por la corrupción, sigue apoyando a este Partido Popular. Una corrupción, presunta, y un Partido Popular que tienen a docenas de trabajadores "municipales", no en el paro cobrando el correspondiente subsidio de desempleo, sino trabajando sin recibir un solo euro en meses. Una corrupción, presunta, que nos sume en una terrible deuda que hace que los servicios municipales sean inexistentes, que hace que tengamos unas calles llenas de baches que sólo se tapan con la basura que no se recoge. Una corrupción, presunta, que hace que una maravillosa localidad, como es Arganda, nuestro hogar y el de nuestras familias, sea conocida a nivel nacional única y exclusivamente porque sus concejales hacen el egipcio.

Pero esta es la grandeza de la Democracia; el pueblo decide y siempre tiene la razón. Nos presentamos en una lista, en la lista del Partido Socialista, porque amamos profundamente a nuestro pueblo y porque abrazamos unos principios y unas ideas que hoy continúan más vigentes que nunca. Recordemos ésto y obtendremos la fuerza suficiente para seguir adelante. Sin rencor pero convencidos de que el cambio no sólo es posible sino necesario, convencidos como ayer de que Arganda se merece otro futuro.

Ahora bien, nos haríamos un flaco favor cayendo en el error de echarle toda la culpa a la política nacional, a la crisis mundial o a la nada limpia campaña del PP jugando y utilizando a los millones de parados que desgraciadamente tenemos en estos momentos. La influencia es evidente y probablemente ha tenido un peso desmesurado. Pero es hora de extraer lecciones; necesitamos saber por qué cientos de argandeños que se han molestado en ir a su colegio electoral para votar, lo han hecho con un sobre vacío; por qué no hemos conseguido que nos voten las docenas de vecinos que han introducido fotos de chorizos junto a las papeletas del PP.

Las próximas semanas seguirán siendo duras, en clave local y nacional, pero han de servirnos para templar el ánimo y para reflexionar; para reflexionar al margen de gaviotas y buitres, que por supuesto aparecerán. Que algo hay que cambiar es evidente, pero en esta lista hay talento, capacidad de trabajo y mucha ilusión. Posiblemente tengamos que aprender del PP como hacer una campaña. Sin mejores ideas y con menos talento han conseguido arrebatarnos infinidad de ayuntamientos y que Bildu sea la segunda fuerza más votada en Euskadi.

Tenemos que seguir trabajando; a diferencia de Rajoy que ha dicho que hoy empezaría a trabajar, por lo menos, con la misma ilusión y objetivo que hasta ahora. Hoy más que nunca me siento socialista y estoy orgulloso de estar donde estoy, rodeado de gente que va a conseguir que Arganda vuelva a ser la ciudad que deseamos sus vecinos.