El otro día escuché a un imbécil decir que la ratio de alumnos por aula no aumentaba, se flexibilizaba. Dirán ustedes y con razón que no debería tener en cuenta todo lo que dice el Tonto del Pueblo. Pero es que no se lo escuche a él, es imposible, el Tonto del Pueblo y el Concejal de Urbanismo Honrado son figuras que desaparecieron de nuestra geografía con el boom del ladrillo y la aparición de las macrourbanizaciones.
La ratio de los alumnos por aula no aumenta, se flexibiliza. Sólo la mente preclara de un tertuliano de Intereconomía metido a Ministro es capaz de realizar esta afirmación sin que se le mueva un 'pelo'. En la nueva asignatura Educación Cívica y Constitucional nuestros hijos aprenderán que el perro ladra, el elefante barrita, el lobo aúlla, el gato al agua, las clases se flexibilizan y los catalanes se españolizan.
La ratio de alumnos por aula no aumenta, se flexibiliza, es uno de los mayores eufemismos que jamás he oído y que además forma parte de una colección de eufemismos que crece cada semana tras el Consejo de Ministros. Todos los partidos políticos se dejan algún punto de sus programas electorales sin cumplir. Eso lo damos por descontado los electores. Pero es que en el caso de Mariano Rajoy, desde el día uno, ha ido incumpliendo punto por punto el programa con el que se presentó a los españoles. Cada semana un incumplimiento y por cada incumplimiento un eufemismo.
No iban a abaratar el despido, bajo ningún concepto, y lo primero que hacen es aprobar una terrible reforma laboral que, como el tiempo se está encargando de demostrar, sólo sirve para que el paro siga creciendo pero con un menor coste para los empresarios. Reducir de 45 a 33 días la indemnización por despido improcedente, la eliminación de los salarios de tramitación, y convertir un resfriado y una gastroenteritis en motivo de despido objetivo, no es abaratar el despido es flexibilizar el mercado laboral. Como les gusta el verbo flexibilizar, les sirve para todo. Es como el supercalifragilisticoespialidoso de Mary Poppins.
Esta flexibilización del mercado laboral (abaratamiento del despido) se enmarca dentro de un plan profundo de reformas estructurales, que así dicho parece el tratamiento para un edificio con aluminosis, pero que no son más que un montón de recortes a los derechos de los más desfavorecidos de este país.
Dentro del profundo plan de reformas estructurales (recortes) se encuentra el copago, el cual negaron tantas veces que el gallo de la profecía se quedó afónico de tanto cantar. Pues bien, aunque suene a copago, huela a copago y sepa a copago, no lo es, es un tique moderador sanitario. Había que controlar a esos yonquis del Bisolvon de pelo cano.
Criticaron hasta el insulto a Zapatero por la bajada del salario a los funcionarios en un 5% y ellos, a la primera oportunidad que tienen, les sustraen la paga extra. Sin embargo lo suyo no ha sido una bajada de sueldo sino una devaluación competitiva de los salarios. Seguro que los funcionarios que les votaron se han quedado más tranquilos.
Pero no todos los ciudadanos de este país lo están pasando mal. Los grandes defraudadores de impuestos están disfrutando de otra de las promesas incumplidas por el Partido Popular. Dijeron hasta la saciedad que no habría amnistía fiscal y como no, la ha habido, sólo que cuando la hace el PP se llaman medidas excepcionales para incentivar la tributación de las rentas no declaradas.
Y que decir de los bancos. No iban a nacionalizar ninguno ni crear un banco malo. Bankia no ha sido nacionalizada, simplemente se ha asumido la titularidad indirecta de la misma. Para lo cual no ha sido necesario recurrir a un rescate sino que la Unión Europea nos ha concedido un préstamo favorable. Banco malo también es un término muy feo. Es mucho más bonito crear un banco que facilitará la gestión activa del patrimonio dañino de las entidades financieras. Como le pongan de nombre el acrónimo vamos a alucinar.
Para pagar toda esta fiesta no han tenido que subir impuestos como hicieron los socialistas. Si notamos el IRPF o el IVA un poquitín más alto es porque estamos sufriendo un gravamen adicional, un simple cambio en la ponderación impositiva.
Así podríamos seguir hasta el infinito y más allá; a la recesión la llaman crecimiento negativo; al maltrato a las mujeres, violencia en el entrono familiar; a los desahucios, procedimientos de ejecución inmobiliaria; a Ana Mato, a José Ignacio Wert y a Fátima Báñez los llaman Ministros; (...).
Sé que me van a contestar que la culpa la tiene Zapatero que no vio venir la crisis y la negó llamándola desaceleración económica. Puede ser. Pero antes la Casa Real Había llamado cese temporal de la convivencia al divorcio de la Infanta Elena. Y antes aún, un mediocre político gallego consideró que el mayor vertido de petróleo que han sufrido nuestras costas eran unos insignificantes hilillos de plastilina.
Pero a decir verdad, una vez que aprendes su idioma y eres capaz de hacer traducción simultánea, esta terminología se agradece. Yo prefiero sus eufemismos a oírles hablar sin tapujos, a que se muestren como son, a escuchar como llaman hijos de puta a sus propios compañeros de partido, a ver como gritan ¡Que se jodan! a los parados o a tener que soportar que digan que las leyes y las mujeres están para violarlas.