viernes, 30 de mayo de 2014

LA CASTA Y LA SUSANA

Parece ser que, en estas últimas elecciones, en lugar de votar la composición del Parlamento Europeo, los españoles hemos votado contra la casta. ¿Y qué es la casta?

Si me hubierais hecho esta misma pregunta hace tan solo unas semanas os hubiera respondido que la Casta era una modistilla, la hermana de la Susana, la que estaba enamorada del Julián y que para darle celos ambas se van con Don Hilarión, el boticario, a la verbena de la Paloma.

Don Ricardo de Vega, con música de Tomás Bretón, ya escribió hace muchos años sobre la casta.

Sin embargo, no creo que los chicos de Pablo Iglesias se refieran a la morena o a la rubia (he de confesar que no se distinguirlas) hijas del pueblo de Madrid, cuando hablan una y otra vez de la casta, sino que me da la impresión de que se refieren a la clase política; clase privilegiada, de difícil acceso y responsable de todos nuestros males.

¿Son los políticos los responsables de la asfixia a la sociedad y de los recortes en el estado del bienestar? Bueno, admitamos que son políticos los que están recortando en sanidad, en educación, en servicios sociales y en prestaciones; son políticos los que están dejando tirados a los dependientes y a sus familias.; son políticos los que aprueban leyes que eliminan derechos y libertades; (...)

Ahora bien ¿quién creó todo esto que están dilapidando los políticos?; ¿quién nos brindó una sanidad pública, universal, gratuita y con una calidad reconocida internacionalmente?; ¿quién consiguió que hijos de obreros como este que escribe tuviera acceso a una educación superior?; ¿de dónde vinieron las becas?; ¿quién aprobó la Ley de Dependencia?; ¿de dónde salieron las leyes que dotan de derechos a las minorías?; ¿de dónde aparecieron las leyes que nos dan la libertad de elegir?; ¿de dónde las leyes que dan igualdad de derechos a mujeres y hombres?; (...). ¿Podría decirse que todo esto es obra de políticos? Yo diría que si. Entonces deberíamos admitir también que no todos los políticos son iguales.

Todos los políticos no son iguales, pero tampoco son eternos, o por lo menos, no deberían serlo. Y ésto es, a mi entender, lo que han castigado los electores en estos comicios europeos. Ya puedes tener un buen programa electoral y haber realizado un gran trabajo de difusión del mismo, que si los votantes tras ello ven las mismas caras una y otra vez, estas ideas, estas soluciones a sus problemas, no van a resultarles creíbles.

No es normal, y eso el electorado lo castiga, que diputados nacionales, diputados autonómicos, diputados provinciales y concejales que llevan en sus escaños ocho, doce o más años pretendan repetir y encima se definan a sí mismos como la renovación. Que la gente haya comprado el mantra de la casta no es tanto por las diferencias existentes entre los políticos y el resto de la ciudadanía, que en algunos casos son muy grandes pero en otros muchos no tanto, sino porque para el votante los políticos son siempre los mismos.

Los mensajes que repiten desde Podemos no son muy distintos de las propuestas que se pueden encontrar en cualquiera de los programas electorales de las formaciones progresistas. Si resultan ahora más creíbles es porque se los dice alguien nuevo; caras frescas que no han visto antes en política.

Como socialista espero que mi partido haga un buen análisis de los resultados de estas elecciones y tome buena nota de ellos para realizar los cambios pertinentes, que no son tanto de ideas sino en la dirección de recuperar la credibilidad, y para ello es necesaria una remodelación profunda desde el pueblo más pequeño hasta la comunidad autónoma más grande.

Empezaba esta entrada hablando de la Casta y tal vez la solución empiece, y digo empiece y no empiece y termine, por su hermana, la Susana.

viernes, 9 de mayo de 2014

TEOREMA DE SARDINEFISHER

Después de casi dos meses sin escribir ni una sola línea (las musas son así de caprichosas) me apetecía regresar con una entrada de carácter científico. Así que, en busca de inspiración, saque de mi librería el último número de la revista Science, que lo tengo, porque como bien dijo Jesucristo: Está escrito, no solo de Arganda Marca vive el hombre.

A lo que iba. Estaba yo ojeando la prestigiosa revista cuando un artículo llamó poderosamente mi atención. Un científico inglés, llamado Paul R. Sardinefisher, había realizado un importante descubrimiento que revolucionaría el sector de la limpieza viaria, abaratando costes y aliviando así las maltrechas cuentas corrientes municipales de media Europa.

El Dr. Sardinefisher lleva mucho tiempo estudiando la capacidad de las papeleras urbanas y tras duros años de trabajo ha llegado a una conclusión que se resume en el siguiente teorema:

"La capacidad de una papelera no depende de la dimensión de la misma ni de la cantidad de residuos sólidos urbanos que se depositen en ella, sino que es directamente proporcional al agujero de las arcas del municipio en el que se encuentre ubicada"

Este teorema puede expresarse matemáticamente como:


donde V es el volumen de basura que admite la papelera, c es la velocidad de la luz que siempre le da un toque de distinción a las fórmulas matemáticas, y si no que se lo pregunten a Albert Einstein, Ks es una constante de proporcionalidad denominada Constate de Sardinefisher en honor a su descubridor y D es la deuda municipal, en mayúsculas y al cuadrado.

                                                                                                                              Fig.1

                                                                                                                                                             Fig.2

En las figuras 1 y 2 se puede comprobar como una vez que una papelera alcanza su capacidad máxima no es necesario que se vacíe por el servicio municipal de limpieza, gastando dinero de los contribuyentes, ya que ésta es capaz de autorregularse indefinidamente en el tiempo.

La realidad es que estoy francamente cabreado porque, pese a las subidas constantes y abusivas de los impuestos municipales, las papeleras de mi calle, el Pso. de la Estación de Arganda del Rey, se vacían cada tres semanas en el mejor de los casos porque una parte importantísima del dinero que recauda mi Ayuntamiento se destina a pagar la brutal deuda en la que el Partido Popular nos ha colocado.

He querido dar un toque científico a la protesta para que el Gobierno Municipal sea consciente de la seriedad de mi descontento y del de mis vecinos. Bien podría haber escrito cuatro gracietas de las mías y haber bautizado este post como Historia de una papelera.